Cuelgan de las vigas
racimos de uvas
cargados de sueños
cargados de dudas;
a la cuarta planta
de mi voz sin techo,
por las escaleras
que surcan mi pecho.
Pecho desgarrado,
sangrante por las heridas
que las uvas de dudas
hicieron en mi vida;
quitándome todo
dejando sin nada
aquello que dió
alegría a mi alma.
En noches desiertas
caminos de cruces
con intersecciones
que no tienen luces,
ni escalones, ni arcos;
encontré yo un faro
de azul caramelo
de ese que se enreda,
se enreda en tu pelo.
Miguelginel
sábado, 4 de julio de 2009
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