jueves, 25 de marzo de 2010

Re-entré

Representación es un término que, según como se tome, puede entenderse de varios modos. Te sugiero interpretarlo como más te guste, pero te propongo interpretarlo en todo su sentido. Representación porque ya me presenté en entradas más antiguas, y representación porque esto es, como nos llamó un gran amigo: “nuestra fiesta”. Entonces, visto lo visto, me invito a mí y a todo el que se apunte a participar de esta “nuestra fiesta”.

Escribo a todos los que me abandonaron, a todos los que me dejaron de lado, a todos los que se cansaron de mirar un blog en el que nadie posteaba. No es fácil recuperar un blog que ha sido abandonado tan cruelmente. Cuando los “miembros de la redacción” si es que se nos puede llamar así fuimos víctimas de la diáspora las cosas cambiaron bastante. Me imagino –querido Jorge – que desde Helsinki no debe ser fácil escribir; me imagino – Pablo – que estudiando una carrera de ciencias uno se olvida de las letras y empieza, lo quiera o no, a verse envuelto en una espiral de amores de cuatro duros con los números y las incógnitas; me imagino – Jesús – que el amor, al fin, ha cambiado tu vida.

Entonces, visto lo visto, quedamos pocos en pie, en concreto quedo yo y todo el que se apunte a participar de esta que llegamos a llamar “nuestra fiesta”.

No pretendo hacer con esto baluarte del autoritarismo, más al contrario, me gustaría realmente que esto volviera a convertirse en un foro de intercambio de ideas, de sueños, de intrigas, de ideales, de fantasías y poemas grasientos como lo fue antaño.

¿Y por qué vuelvo al origen? Pues por varios motivos:

El primero es que el dominio, que dábamos por propio, y que por cierto fue lo que logró hundir el blog, ya no existe. Cuando conseguimos la página web dejamos de lado a la madre que lo había engendrado, a todos los amigos que habíamos ido encontrando a lo largo del camino. Con estos amigos habíamos caminado mucho, muchos días, muchas horas de muchos de esos días. Y esto es lo que nos lleva al segundo motivo, entre todos estos había uno que llegó a ser –digamos – nuestro maestro, nuestro mentor. Él no ha abandonado como nosotros, el sigue publicando maravillas que enseñan de la vida de los hombres y de lo que los hombres hacen con ellas. Aprovecho y le felicito, por sus doscientas entradas ¡Juan enhorabuena!

Con un cigarro en la mano y las uñas, quizá demasiado largas para teclear, un poco doloridas, me acerqué esta mañana a su barra virtual. Encontré una entrada que me impresionó gratamente. Me pareció que le reflejaba completamente, le comenté y me dije: ¿qué hago? Nada, eso es lo que hacemos aquí, y mi pequeño lienzo, ya desgastado y polvoriento por el desuso, me deja esa oportunidad. Realmente he pasado tiempo dejándola correr salvaje, y llega el momento de volver a ponerle riendas.

Por eso, a todos los que me abandonaron, a todos los que me dejaron de lado, a todos los que se cansaron de mirar un blog en el que nadie posteaba, y a todos los que quieran asomarse por primera vez a mis pequeñas pinceladas de ilusión. De nuevo bienvenidos.