Durante el año y medio que llevo viviendo en Finlandia me he dado cuenta de que una de las cosas más bellas de este mundo la ciudad después de una nevada. El silencio, la sencillez, la blancura, el olor, la apariencia cálida y suave de la nieve recién caída...
Pero invariablemente eso llega a su fin, la belleza de la nieve suspensa sobre la hierva da paso a la mezcla negruzca de huellas, barro, orines y tierra. Este es un poema que habla de eso... o no...
Blanca, limpia, pura
Brillante, nueva, única.
Suave, simple, bonita.
Silenciosa, dulce, sencilla.
Blanca, nueva, bonita,
Sencilla, cálida...
La has tocado...
Era mentira.
Lo blanco tornó en gris,
Su limpieza en negrura,
Ahora mugre la que parecía pura.
Opaca, al ser antigua,
Monótona, aspera y fría.
Compleja, agria, ruidosa y dura...
Y fría, sobre todo fría...
Es qué no lo sabías?
Bajo la nieve
El asfalto yacía.
Jorge Soria
martes, 6 de abril de 2010
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6 comentarios:
Bienvenidode nuevo, imaginaba que el frío nórdico había dejado tus dedos demasiado helados como para hacer caso a esta montaña de píxeles llenos de polvo...!!
¡Bueno! A mí, lo que más me impresiona de la nieve es el silencio que surge con ella. Como por aquí, por Madrid, también ha nevado algo últimamente escribí un poemilla que se parece al tuyo. A ver si lo encuentro. Un saludo.
Artemi si lo encuentras haznos el favor de publicarlo. Sería un placer ponerlo en la página junto a los nuestros!
Jorge S
Qué horrendo, mancillar lo puro, suave, bonito... Y convertirlo en opaco, gris y lo peor de todo: monótono... El que quiera entender, que entienda. Enhorabuena Yiri, has logrado conmoverme
¿Es Jyri o Yiri? Ahora me asalta la duda
Jyri! Pero se lee más o menos como si fuera Yuri...
Pues eso, a seguir escribiendo por estos lares... (y tú con estos pelos)
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