Se miraron como dos putas deprimidas,
a ninguno se le ocurrió que pudiera ser el otro.
Amos cargaban con demasiadas culpas para ver
que se habían llenado de tinta las esquinas.
Decidieron hacer como que estos
treinta y dos años no habían existido.
Se fueron con un simple adiós
e implícitos besos,
fueron de vuelta acogidos en sus alcantarillas
y allí dedicaron su vida a mutilar sueños.
¿La quiero? No, sí, no, sí, no
me da igual. Qué importa
ya si la quiero o no
cuando no puedo dejar de mirarla.
Desde la hez asoma la cabeza
que fatales daños ya le había causado:
Una vez se cortó los oídos
para volver a escucharla como antes.
Miguel Ginel
viernes, 7 de mayo de 2010
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2 comentarios:
Primero, enhorabuena por el cambio de look, ha mejorado mucho, de veras. Segundo, buen poema, pero qué desarraigo... Un saludi!
A mí no termina de convencerme el cambio de look, de hecho es provisional hasta que encuentre otra cosa que me guste. Ahora bien, la nueva cabecera sí que es definitiva.
A pesar de pesar, me alegro que te guste.
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